La Leyenda del Reloj Maldito de Gúigüe.

 

La leyenda del reloj Maldito de Güigüe.*

Por Jose Manuel Tallaferro F. 2009

Esta historia, no es mía, fue publicada por el diario NOTI-TARDE, hace unos años, no obstante una buena amiga, la compartió conmigo en una oportunidad y me pareció tan interesante, que luego de investigar y reeditarla, he decidido compartirlas con todos ustedes para que la conozcan.

Esta leyenda venezolana habla sobre un antiguo reloj, creado por artesanos españoles a mediados del siglo XIX, que fue traído al continente latinoamericano por el presidente venezolano *Antonio Guzmán Blanco*, para poder contabilizar la jornada de los trabajadores de sus tierras, y sobre el que -según los habitantes de esas tierras, casi todos de origen indígena y creyentes de hechicerías y mal de ojos- pesa una terrible maldición, que hace que los relojeros que lo reparan mueran inexplicablemente.

Según la crónica publicada por el Diario Noti-Tarde, la historia de la Maldición del Reloj de Güigüe, comienza con su segundo dueño,  un dictador que gobernó a Venezuela durante 27 años: El general, Juan Vicente Gómez, quien también usaba el artefacto para contabilizar las jornadas en sus tierras. Cerca de su muerte, a sabiendas de que le quedaba poco tiempo y de que sus bienes pasarían a otras manos, maldijo el reloj. Cuentan que cuando el general Gómez murió, el reloj se detuvo marcando la hora exacta de su fallecimiento el 17 de diciembre de 1935. El artefacto fue testigo del ayer floreciente de la hacienda "El Trompillo", Don Antonio Pimentel y el General Juan Vicente Gómez, eran los dueños para aquel tiempo, ya que entre nuestra historia Gómez vivió por algún tiempo allí.

Luego de esto, el reloj, fue llevado al pueblo de Güigüe, donde fue colocado en una importante plaza, llamada: El Ávila, aun cuando no funcionaba. Pasado un tiempo, un relojero contratado por la municipalidad logró poner en marcha el dispositivo, el cual marchó perfectamente durante unos días, antes de volver a detenerse en la hora exacta en que el relojero moría extrañamente.

No obstante, ésa sería apenas la primera de muchas historias. Unos años más tarde, en 1940, un relojero italiano de nombre *Salvatore Consoli*, visitó este pueblo de gúigúe, para ver si podía hacer andar el complicado mecanismo. Consoli lo logró, y fue contratado por la municipalidad para quedarse como técnico del reloj. Sin embargo, estalló la Segunda Guerra Mundial, y el italiano –cuenta la leyenda- se empeñó en regresar a su patria. Murió el mismo día en que llegó a su pueblo natal, víctima de un bombardeo nazi, a la misma hora en que el reloj dejó de funcionar nuevamente en la plaza del Municipio.

Otro de los relojeros infortunados fue *Andrés Mijares*, quien había sido muy amigo del italiano, y quien queriendo rendir homenaje a su memoria, decidió poner en práctica los conocimientos adquiridos en compañía de su amigo, logrando que el Reloj de Güigüe volviera a andar, esta vez sólo por 24 horas, cuando volvió a detenerse para marcar la hora en que Mijares moría inexplicablemente.

*Un siglo después, la maldición sigue viva*

La gente no necesitó más pruebas para convencerse de que sobre el reloj pesaba una maldición, nadie más se atrevió a tocarlo. Permaneció entonces casi 60 años en su plaza, marcando la misma hora, hasta que a principios del siglo XX, un relojero de nombre *Juan Lorenzo* se ofreció a arreglarlo. Después de un poco de dificultad,  Lorenzo logró colocar en marcha el mecanismo, el cual marcó las horas por unas semanas, antes de detenerse abruptamente, a la misma hora en que este relojero perdía la vida en una ciudad cercana, sin que los médicos pudieran explicar muy bien qué le había ocurrido.

Sin embargo, la historia que más ha impactado a los pobladores de Güigüe ocurrió en 2013, cuando,  un relojero suizo de 47 años, radicado en Venezuela, de nombre Crónida Piaget, llegó hasta este pueblo de la zona central de Venezuela para conocer en persona el reloj protagonista de esta leyenda. Dicen que las visitas se hicieron más continúas, y que algunas noches se le podía ver al pie del reloj, pensativo.

Piaget no creía en la maldición, pero había decidido descubrir qué era lo que hacía que hombres con buena salud murieran a los pocos días después de arreglar el reloj. Creía que en el sistema del reloj, había algún componente tóxico y/o radiactivo, que causaba un envenenamiento en quien lo tocaba. Concluyó entonces que la mejor forma era desarmar el reloj y someter todas sus piezas a examen. El día en que se dirigía a la Municipalidad a pedir el permiso, recibió una llamada de su Suiza natal, informándole que la mamá de sus hijos estaba muy enferma. Piaget tuvo que viajar de inmediato. A su regreso volvería a encargarse de la misteriosa maldición del Reloj de Güigüe, y lo arreglaría para siempre.

Nunca volvió. No se sabe por qué en vez de un vuelo directo a Suiza, decidió hacer una escala de un par de días en Madrid. Su cuerpo fue encontrado en un hotel español. La hora de muerte fue estimada aproximadamente a las 3:00 de la tarde, la misma hora que en Venezuela marcaba el Reloj que lo había obsesionado. Su cuerpo, reposa en el cementerio de Weggis, en Lucerna, Suiza. Al parecer, la Maldición del Reloj de Güigüe cruzó el Atlántico para alcanzar a quien había si quiera pensado en cómo arreglarlo.

Eso SOMOS, SOMOS HISTORIA, compártela con tus amigos, hijos y nietos, eso es trascender.

Les recomiendo el video que habla del mismo tema.

Video:

https://youtu.be/h57TGCGWYs4

*Fuente*: Tomado de: Publicación del diario Noti-tarde 1992, Blog Historia y leyendas de Venezuela. Los Caushabientes: De Carabobo a Puntofijo.

Realizado por: Jose Manuel Tallaferro 2009




Comentarios

  1. Buen día...!!
    Te felicito por mantener viva nuestras raíces. La historia nos mantiene vivos por siempre.

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  2. Gracias doctor, muy interesante historia 👏🏻👏🏻

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