*¿Sabías que Valencia fue victima de un atentado terrorista en los años 30?

En el siglo pasado, lo que es hoy, el acuario de valencia, se conocía como “caja de agua”, es decir, era el acueducto que surtía del preciado líquido la creciente ciudad. Hace muchos años escuche a mi tía Amelia y a mi madre, hablando de un hecho, que  ocurrido en valencia en los años 30, pero para esa época, no le di mayor importancia, no obstante una tarde escudriñando en mis libros encontré el relato del cual comentaban las dos sexagenarias, éste me pareció tan insólito que decidí compartirlo con ustedes.

Parece el argumento de un relato de terror, al estilo Stephen King, pero en una navidad hace más de 70 años en Valencia, las autoridades informaron que el agua había sido envenenada y que todos debían correr a sus casas a avisarles a sus familiares y vecinos, que no la tomaran.

Corría la década de los 30 del siglo XX. Valencia era entonces una pequeña y apacible urbe provincial. Gran parte de la vida social giraba alrededor de la Plaza Bolívar y San Blas o de las “pulperías” (bodegas grandes), lugares donde las noticias urgentes se ponían en pizarrones. Había pocos periódicos locales y pocas emisoras de radio. De cuando en cuando llegaban algunos periódicos de Caracas que ponían al tanto a la población provincial

Las calles de la capital carabobeña aún estaban empedradas y la mayoría de la población vivía en el casco central. La vida nocturna era muy limitada: algunos bares “de hombre” y algunos menos de ambiente familiar.

El 17 de  diciembre de 1935 una noticia estremeció la tranquilidad no sólo de Valencia, sino de toda Venezuela: “Murió el general Juan Vicente Gómez”, Presidente de la Republica y gobernante del país durante 27 años. Había muerto justo el día que hacía 105 años había muerto el Libertador, ¿qué casualidad no?

Al saberse la muerte de Gómez, la incertidumbre se apoderó de todos, ¿Quién sería ahora el nuevo gobernante? Se hablaba del temible Eustaquio Gómez como posible sucesor, lo que suponía la continuidad en el poder de las familias, que se habían apoderado de Venezuela, junto al capital norteamericano. Las personas leían la noticia en los periódicos y en las pizarras y en silencio se iban a sus casas.

Transcurrieron los días y quien asumió el poder fue el general: Eleazar López Contreras. Desde el gobierno central le ordenaron al coronel Celestino Hernández, comandante del Cuartel Anzoátegui, hacerse cargo de la situación en el Estado Carabobo. Eso implicaba la remoción “de facto” del Presidente del Estado Carabobo (equivalente a los actuales gobernadores), el general Santos Matute Gómez.

El ambiente de temor fue cambiando progresivamente. Primero, como reacción espontánea, pero luego ya de manera planificada, comenzaron los “saqueos” de las casas y negocios de connotados y fervientes gomecistas y funcionarios fuertemente vinculados al régimen del dictador. Sólo en Valencia más de 60 establecimiento y casas, fueron saqueados desde fines de diciembre hasta principios de enero.

En medio de uno de los episodios de saqueo en la capital carabobeña un grupo de personas se armaron con palos y machetes y fueron al cuartel de la policía, a sabiendas de que allí se ocultaban algunos dirigentes gomecistas, con los cuales muchos tenían “cuantas pendientes”. Es fácil prever cual iba a ser  el resultado de semejante choque.

Decenas de personas caminaban en dirección al citado cuartel cuando, de repente, comenzaron a radiar y pregonar  la noticia de que el agua de “caja de agua” había sido envenenada, como parte de las acciones vandálicas de los últimos días. Los manifestantes rápidamente se dispersaron y las calles mostraban personas corriendo despavoridas  a avisar en casas y negocios que nadie debía beber agua, por temor a morir envenenados.

Poco tiempo después, se radió la noticia de que ya no había peligro y la gente podía consumir el preciado líquido. Luego se supo, que todo había sido una maniobra del coronel Celestino Hernández para evitar el choque entre los manifestantes y la policía, con el consecuente derramamiento de sangre, que hubiera cambiado, posiblemente el curso de la historia. Fuentes reciente basadas en las memorias del Coronel Celestino Hernández, aseguran que no fue su idea y que él solo repitió lo ya estaba corriéndose por las calles, sea cual sea la verdad, no cabe duda que la maniobra generó el objetivo planteado.

La muerte del general Gómez no supuso el cambio de las estructuras del poder en Venezuela, ni de las estructuras sociales. Apenas al año siguiente, en 1936, fue reprimida la primera huelga petrolera venezolana. Las clases trabajadoras siguieron siendo objeto de exclusión y dominación por la elite dominante.

Sin embargo, queda para la anécdota el episodio de las aguas envenenadas en Valencia. Una navidad que pudo haber estado marcada por un hecho de sangre brutal  y por la muerte de muchas personas, pero que finalmente la habilidad de una persona usando positivamente el estilo Goebbelsiano impidió, un claro ejemplo de que los “fake news” no siempre tienen efectos negativos. Pero, ¿qué hubiera pasado si el pueblo se hubiese enfrentado ese día a la policía? ¿Hubiera quedado todo ahí o hubiese desencadenado hechos más profundos? Las conjeturas quedan para la historia.

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Autor: *Jose Manuel Tallaferro*

Fuente: Crónicas de Valencia de Antaño, Relatos de mi maestro Dr. Mujica Sevilla, Ayer y hoy en Valencia


Caja de Agua Valencia en 1936

Acuarium de Valencia 2012

Comentarios

  1. Interesante, gracias por permitirme viajar a esta época de mi querida Valencia.... Gracias

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