El Sindrome de "Home Back".

 

El Síndrome de Home Back.

Por: Leunam Sejo   © 2024

Los venezolanos somos una especie única,  y nos hacemos sentir en cualquier parte, en los últimos años cortesía de nuestros políticos, nos ha tocado vivir situaciones nada agradables, la desintegración de las familias fruto de la migración, es uno de los episodios más conmovedores que hemos enfrentado, ya que por muchos años, este fenómeno social, muy frecuente en Latinoamérica, no era vivido por nuestros coterráneos, por las grandes y favorables condiciones económicas y sociales que vivió nuestra nación, por más de 50 años, producto de la renta petroléra.

Son millones de venezolanos los que han migrado, algunos han tenido éxito y han prosperado en otras tierras, trabajando duro y estudiando, otros han tenido el infortunio del fracaso a pesar de sus esfuerzos y han tenido que regresar, algunos han ido a dar vergüenza y a delinquir llevando con ellos sus malas costumbres. Todo esto es bien entendido en el fenómeno migratorio de masas, como bien nos lo muestra la historia de otros pueblos. Sin embargo, existe una particularidad que hemos observado en algunos compatriotas, sobre todo en aquellos que han prosperado y tenido algún tipo de éxito en el extranjero, y más observable en aquellos cuyo éxito ha dependido de filiaciones o relaciones con nativos de esas tierras. Y es a lo que he llamado el Síndrome del Home Back. Este término al que le he dado este toque de anglicismo satírico, para darle un poco de “caché” y sé que ustedes me entienden, engloba un particular comportamiento en nuestros compatriotas y es observable en ambos sexos. A medida que vaya describiendo sus características comprenderán que muchos tenemos familiares o amigos que padecen este síndrome.

Todos se inicia con la necesidad de volver a la pátria, ya sea para reencontrarse con familiares, para renovar o firmar documentos o para un tratamiento médico u odontológico, ya que estos procedimientos son “impagables” allá y ellos lo saben. Lo cierto es que lo primero que te aclaran, y es la primera manifestación del síndrome, es que él o ella vienen de “pasada”, no para quedarse en este pueblucho, denotando una actitud despectiva contra el barrio o lar donde nació. Luego desarrollan una especie de petulancia absurda y lo observas cuando llegas tú de salió a saludar a tu “pana”, como lo hacías en la adolescencia o a un excompañero de trabajo y te sale con una mirada desde arriba del hombro y te hacen sentir como si estuvieras “sudado” o hediondo a algo, lo cual resulta desagradable para algunos y empiezas a dudar que, ese que está allí, sea tu amigo de la infancia. E incluso llegan a expresar:

-¿Cómo es que se llama ese muchacho?. Arrugando la cara, denotando que ni te recuerdan.

Pero a medida que trascurren las horas de su llegada, empiezan a llegar todos los vecinos y amigos a visitar la casa, ya sea en el barrio o en la urbanización y comienza a desarrollarse una especie de paranoia bidireccional, estimulada por la absurda creencia que el tipo o la tipa, traen “verdes”. Y uno observa cómo la gente empieza a dar “lástima”, casi en fila india, para lograr de alguna manera quitarle algo de la supuesta fortuna que el recién llegado trae. Comienzan a llegar los viejos a quejarse por los achaques, que siempre han tenido y tendrán, los primos y hermanos desempleados y sin nada en la nevera y con la mujer preñada, la vecina que no tiene para los medicamentos, que, a fulano, el vecino de la cuadra contigua, lo van a operar y no tienen para la operación etc etc. Lo cierto es que, todos comienzan a ver en él o la recién llegada, una fuente de divisas enfermiza y el recién llegado comienza a desconfiar de todos y de todas, porque se da cuenta que el objetivo es sacarle el dinero de alguna manera. Luego salen al mercado ante la innegable realidad de que no hay nada en la nevera de la casa, y automáticamente te das cuenta que acaba de llegar, porque ves en el carrito: Toddy, Cheez Wizz, Ovomaltina, Diablitos, papel sanitario del bueno, carne, jabón…  y muchas otras cosas, hasta que se desborda el carrito. Otro elemento de este síndrome particular; es el olvido de cosas que fueron fundamentales en el desarrollo del recién llegado como la comida y me pasó en una conversación, con una colega que había estado en Chile, que no sabía cómo se llamaban:  ¿“Los granitos negros”, los “Black Beans”, porotos?

   - Caraotas!!!.  Contesté, de forma muy locuaz y áspera.

Pero lo más resaltante de esta particular forma de actuar es que muchos se meten en el papel de sus nuevos apellidos postizos,  y de plebeyos de barrio, pasan a creerse señores o señoras feudales, y comienzan a dar órdenes y a mandar a los demás ya no, como el señor o la señora Pacheco sino como la señora o el señor: Donatti, Jhonson, Salvatti etc etc. Ya no piden favores, sino que dan ordenes cual amo, respaldados por unos billetes verdes que aparentan tener y que aquí les rinden bastante. Lo triste de este comportar, es que se hace contagioso y extensivo a familiares y allegados. Sé de un caso de una persona tratando de ser amable y cortés con alguien, cuya amistad, era de más de 20 años, le gestionó unos documentos, con otro amigo y ésta pensó que éste pretendía tomar ganancias de la gestión, cuando en realidad lo impulsaba, el inestimable valor de su amistad.

Conozco de otros casos donde el síndrome se instala allá y cuando los familiares los llaman para notificarles que algún familiar falleció responden:

-“Nos vinimos de allá para no saber nada de Venezuela”.

-“No queremos saber nada de allá”.

Es muy cierto que el fecaloma intracraneal (bolo fecal en la cabeza, por no decirlo de forma inadecuada) de muchos venezolanos, puede verse tanto en los que se fueron, como  en los que se quedaron, pero es más acentuado en aquellos que vienen de pasada, olvidando costumbres y formas propias de la pátria que les dio cobijo, amor y sobre todo educación de calidad. Este síndrome se caracteriza, por estar aparentando cosas que no son, tan solo por el hecho de ostentar un dinero o una riqueza tan fugaz como sus sueños y que muchos en realidad no tienen. Las naciones y las economías son tan variables y más aún en estos tiempos de guerra, cuando el mundo está a las puertas de una terrible conflagración mundial. La fama, la riqueza, la salud y la buena fortuna dan muchas vueltas y a veces se alcanza y así como llegan también se van. Pero la familia y los amigos, esos que nos quieren de verdad, son invaluables mientras estemos en este plano.

Más allá de lo jocoso que pudiera parecer esta situación, la realidad detrás, es que la  economía mundial es cada día más difícil y complicada, quienes hemos tenido la fortuna de viajar sin emigrar sabemos que la realidad allá fuera es tan complicada como aquí, claro está, con sus matices distintivos, es un mundo que obliga a trabajar casi 24/7, para mantener los altos costes de los servicios, la alimentación y la vivienda, tal vez no tengan los políticos incapaces de los que gozamos nosotros, pero cada país tiene su particularidad exclusiva. Esperamos que nuestros compatriotas sigan cosechando éxitos, que la buena fortuna los acompañe siempre y que algún día  puedan retornar, para engrandecer aún más a  nuestra pátria y  sobre todo, valorarla. Eso somos, somos historia. Y tu a ¿cuántos venezolanos conoces con este síndrome? Déjame tus comentarios en la parte inferior del blog.


Comentarios

  1. Se botó usted con este artículo, que describe perfectamente el poco de venezolanos mojoneaos que llegan a este país, usted tiene a muchos amiguitos suyos que ahora no quieren pisar el suelo porque andan con los Privitera o porque montaron un restaurant, yo estoy esperando verlos por allí como a Rubén Gutierrez en sus últimos años.

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    1. Jeje hay que tener tolerancia y comprenderlos, recuerde el refran que dice: "Dime de que de presumes y te dire de que careces. Bendiciones y gracias por opinar, no olvide compartir el articulo.

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  2. Me gustó ví reflejado en el artículo a mis primos que están en España, ahora no quieren saber nada de Venezuela.

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  3. Tengo una hermana en Hungría y llegó y no le gustaba el mondongo, ni los cachitos y el café le pareció terrible. Ya imagina usted lo que le dije yo 😂

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  4. Maravilloso escrito, como siempre.

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  5. Excelente artículo. A mí me pasó eso de:
    -¿Cómo es que se llama ese muchacho?
    Con un compañero de estudios que regresó de postgrado. Éramos muy cercanos y compinches de travesuras, estudios y posición política. Pero regresó mojoneado de extranja. Lo siento por él.

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  6. Mucha verdad en éste artículo. Que lastima por ellos quienes actúan así.

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  7. Excelente artículo 👍 refleja de manera muy certera esa triste realidad..no deje de escribir es muy agradable leerlo 👍 😉

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  8. Tanta verdad en ese texto, gracias por compartir

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